Es tiempo de nuevo para alzar la
cabeza, mirar a lo lejos y dejar
que resuene como una promesa el grito de un Dios que atraviesa el tiempo para
decirnos: “Se acerca vuestra liberación”.
Jesús
se acerca, viene a nosotros, a ti a mí... a su casa...Desea encontrarse con
nosotros, contigo, conmigo...; por eso hay que estar con el corazón despierto. En
el otro...en los acontecimientos...en la Eucaristía "en manos del
sacerdote" (S. Fco. de Asís)...en lo esperado y en lo inesperado...
Eres
el esperado en mi día y en mi vida?