Nuestro
programa-base es creer y guardar el santo Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo, viviendo su mensaje, su modo de ser y actuar, sus opciones
mesiánicas de celibato y pobreza, minoridad y obediencia. Queremos seguir sus
huellas, identificándonos con su amor al Padre y a los hombres hasta el
extremo.
El
Evangelio lo recibimos de la Iglesia y lo vivimos en comunión eclesial. Nuestro
sitio en la Iglesia, en cuanto institución religiosa, es ser los menores: por
eso también prometemos obedecer, antes que separarnos de nuestros hermanos,
especialmente de quienes están al servicio de la unidad, el Papa v los obispos.
Estamos
dispersos por todo el mundo; pero nos sentimos fraternidad porque profesamos
la misma vida y regla y obedecemos todos al ministro general, sucesor de
nuestro primer hermano, Francisco.