Vivir
diciendo" sí" y "no". Vivir poniendo todo en el intento,
implicándose en el juego. Vivir sin ligarse a nada ni a nadie, al fin, ¿no es estar
un poco más solo? La vida no sólo pasar,
sino dejar huella, complicarse, implicarse en las cosas y en las luchas diarias
que merecen un esfuerzo.
Decir “sí, quiero”, a tantas pequeñas opciones de
cada día que suponen apostar y poner un poco el alma en juego. Dejarse envolver en la vida, que grita y
llama.