¡Cómo nos cuesta coger nuestro
verdadero lugar en la vida, ante Dios y ante los demás! A diferencia de lo que vivió
y propuso el Hermano Francisco, a menudo, sentimos y sucumbimos ante una doble
tentación: la de negar los dones de Dios o la de apropiarnos de ellos.
El
Hermano Francisco nos dejó la medida justa: agradeced
sus dones, cantad su creación, las criaturas todas, load a mi Señor... No
se trata, pues, de negar y de reprimir, sino de reconocer y agradecer: agradeced sus dones.
Se
trata de recibir los dones que el Señor da y devolverlos con humildad, multiplicados
con y por el amor: cantad su creación.
¡Load y bendecid a mi Señor, y
dadle gracias y servidle con gran humildad!
(Carta de Asís 14)