Y ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan
solo la ternura y la compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas
palabras de cariño antes de irme a la cama. Un buen verso y la más hermosa de
las músicas. Por lo demás, podría con cualquier cosa mientras mi conciencia
esté tranquila.
También quiero serenidad para sobrellevar el dolor y alegría para disfrutar de lo bueno. Echar desesperadamente de menos a los que ya no están junto a mí porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada y no dar la espalda a nadie. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, y apasionarme cada día. No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque irme, unos pocos piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí con ellos. Solo quiero esto que es todo.