“El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su rostro y tenga misericordia de
ti.
Vuelva hacia ti su mirada y te dé la paz.
El Señor te bendiga, hermano León”.
(S. Francisco de Asís)
Nuestra
vida cotidiana, nuestra familia, amigos/as, trabajo, actividades,... es el
lugar privilegiado de encuentro con Él.
Francisco sabe que lo único que realmente nos plenifica es vivir la vida con Dios. Cuando escribe esta bendición a León, su
hermano y amigo entrañable, lo que le pide para él es que el Señor le cuide, le
dé luz para conocerle, le proteja en su bondad.... Sobre todo, Francisco sabe
que esa paz profunda que toda persona anhela, nace de vivir con confianza bajo
la mirada amorosa de Dios, y así se lo desea a León: “Que el Señor vuelva hacia
ti su mirada y te de la paz”.
(Carta de Asís #5)