“Ninguno de los hermanos
tenga potestad o dominio, y menos entre ellos. Pues, como dice el Señor en el
Evangelio, los príncipes de los pueblos se enseñorean de ellos y los que son
mayores ejercen el poder en ellos; no será así entre los hermanos; y todo el
que quiera hacerse mayor entre ellos, sea su siervo y el que es mayor entre
ellos, hágase como el menor” (1Reg
5,9-12)
La minoridad en lo franciscano colorea todos los demás valores. Valor
original que identifica la espiritualidad franciscana. Hermanos
y menores, he ahí el binomio
franciscano. Brota de la mirada amorosa a Jesús, el siervo y servidor.
La minoridad es un estilo
de vida, un modo de ser y de situarse ante la vida y la creación, ante uno
mismo, ante los demás y ante Dios. Un estilo de vida desde abajo, desde lo
pobre y los pobres...desde los sin derechos, sin juzgar nunca a nadie, libres
del ansia del sobresalir, del tener y del poder.
Señor,
mi corazón no es ambicioso,
(...)
acallo y modero mis deseos,
como
un niño en brazos de su madre. (Sal 130)