Hay quien piensa que Dios es un aguafiestas con
cortapisas y trabas. Y a lo fascinante y que nos
atrae, es tentación y tenemos
que renunciar a ello en nombre de la perfección. Y nos quedamos con las ganas, molestos
por la renuncia… Pero no es esto!.
La
tentación es lo que promete el bien y me conduce al hoyo. Lo que aparece
atractivo o incluso bueno, pero me aleja de Ti y de los otros. Lo que parece de
recibo, evidente, inevitable en mi vida cuando en realidad no lo es. Lo que,
con engaños, me mata un poco más.
Líbranos, Señor, de esos espejismos
que prometen vida y esconden vacío.