Una
cosa pido al Señor,
eso
buscaré:
habitar
en la casa del Señor
por
los días de mi vida (Sal 26)
Porque
Dios no es una tarea propia del curso, como el trabajo o los estudios, no desconectamos de Él en verano. De Dios no se descansa; Dios también es
encuentro de reposo y de alegría.
Este tiempo de verano
puede ser la ocasión para buscarle de otro modo: para escucharle de otro modo, para alabarle o pedir de un modo diferente. Para dejarnos acompañar desde el reposo y la
alegría. Para saber que no estamos solos.