Han llegado los
días de exámenes…días de agobio, trabajo, nervios, ansiedad e insomnio. Y junto
a ello tiempo para aprender a empeñarse en lo incierto, a aprender a posponer,
a esforzarse, a encajar, aprender a vivir tensiones y responsabilidades…No son
momentos para pasar de cualquier modo, sino que nos enseñan mucho de la gran
asignatura de la vida.
Es
bueno, muy bueno, tener algo por lo que luchar y algo de lo que rendir cuentas.
Es bueno ver y corregir aquello que necesita cambio y aceptar aquello que es
parte de mi limitación.
Enséñame,
Señor, a recordar,
en la hora del esfuerzo
el sentido profundo de lo que hago,
prepararme, crecer, preguntar,
formarme…
Bendice mi vida, Señor.