“Dios, clavado en la cruz, permite que lo
echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo, y sólo así está Dios
con nosotros y nos ayuda. ‘Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras
enfermedades’.
Cristo no nos ayuda por su omnipotencia, sino por
su debilidad y sus sufrimientos. Esto es lo opuesto a todo aquello que hemos
esperado de Dios. Estamos llamados a sufrir con Dios el sufrimiento que el
mundo sin Dios inflige a Dios”
(J.
Bonhôeffer)