A los jóvenes, y a los no tan jóvenes, les/nos cuesta elegir porque en el fondo no
somos capaces de renunciar. Ante un camino tenemos dos alternativas. Si le digo
sí a esto, ese "sí" conlleva decir muchos "no" al resto.
Aún hay más. Cuando nos planteamos las grandes
opciones de nuestra vida uno se pregunta si uno puede renunciar a algo que no
conoce. En principio no; pero sí puede elegir algo que conoce... y ahí está la
gracia. Lo que cualifica una opción no es lo que dejo sino aquello por lo que
opto. Cuando te enfrentes en la vida a algo no hagas de tu centro lo que dejas
sino aquello que amas y por lo que optas.