“No temas, Abraham. Yo soy tu escudo”. No importa qué es lo que Dios dará sino
lo que Dios será, o mejor lo que ya es para él.
Este es el corazón de la promesa: la relación. No importa lo que
Dios nos da, sino lo que Dios es para nosotros. Mejor dicho, Dios no sólo es para
nosotros, sino que también está con nosotros y sobre
todo está en nosotros. Esta relación intensa y profunda con
Dios es nuestra posibilidad de vida.
Fr M.
Perry, Ministro General OFM