" Ved vuestra dignidad, hermanos sacerdotes, y sed santos, porque él es santo. Y
así como el Señor Dios os ha honrado a vosotros sobre todos por causa de este
ministerio, así también vosotros, sobre todos, amadlo, reverenciadlo y
honradlo. (...)
¡Oh sublimidad humilde, pues el Señor del
universo, Dios e Hijo de Dios, de tal manera se humilla, que por nuestra
salvación se esconde bajo una pequeña forma de pan! Ved, hermanos, la humildad
de Dios y derramad ante él vuestros corazones."
(San Francisco de Asís)