"Queridos amigos, este es el misterio de la llamada, de la vocación;
misterio que afecta a la vida de todo cristiano, pero que se manifiesta con
mayor relieve en los que Cristo invita a dejarlo todo para seguirle más de
cerca. El candidato vive la belleza de la llamada en el momento que podríamos
definir de "enamoramiento". Su corazón, henchido de asombro, le hace
decir en la oración: Señor, ¿por qué, precisamente a mí? Pero el amor no tiene
un "porqué", es un don gratuito al que se responde con la entrega de
sí mismo".
(Benedicto
XVI, en Colonia 2005)